Se realizó la peregrinación anual de la diócesis a la Basílica de Guadalupe el pasado lunes 17 de julio, en la cual participaron cerca de 1200 peregrinos presididos el señor Obispo Jorge Estrada Solórzano, sacerdotes y diáconos que se congregaron en la Calzada de Guadalupe de la Ciudad de México.
En punto de las 9:30 de la mañana partió el contingente hacia la Basílica y entre rezos y cánticos cada uno de los peregrinos avanzaba con entusiasmo. La señora Aleida Valenzuela, expresó que se siente una gran alegría regresar a ese recinto santo después de algunos años estar ausentes a consecuencia de la pandemia; además dijo que, en esta ocasión, entre otras peticiones, pedirán por la paz, por los sobrevivientes del Covid y por el eterno descanso de los difuntos.
Una vez llegados al atrio de la Basílica, los peregrinos fueron recibidos por el señor Obispo para iniciar con la Eucaristía con un motivo especial, pedir a Dios por el X aniversario episcopal de Mons. Jorge.
En su homilía, el señor Obispo explicó la finalidad del libro del Éxodo pues, el pueblo de Israel una vez liberado de las manos del faraón está destinado al servicio de Dios. En esta epopeya, dijo, el texto nos lleva por los sufrimientos que pasa el pueblo pero que a pesar de eso nos invita a seguir poniendo nuestra confianza en Dios pues aunque “estemos experimentando situaciones extremas, desesperadas o que nos parezcan imposibles de superar siempre y sobre todo poner nuestra confianza en Dios y su infinita misericordia”, recalcó.
También explicó el evangelio proclamado pareciera contradictorio al discurso habitual de Jesús pero podemos afirmar, dijo, que la intención es disipar un malentendido a saber que hay que trabajar por la paz y para conseguirla es necesario ir en contra de todo aquello que esclaviza al hombre “y es por ello que solo teniendo a Jesús como lo primero y lo más importante de la vida y viviendo según sus mandamientos”.
Recordó que, a partir del asesinato de los padres jesuitas, los Obispos mexicanos ha llamado a todo el pueblo para que se ocupe por el tema de la justicia y de la paz empezando por analizar la realidad y así juzgar y actuar para bien del mismo pueblo. Esto, expresó, “nos han permitido sensibilizarnos y darnos cuenta a profundidad del sufrimiento que tantos mexicanos están padeciendo y tendremos que estar atentos a las conclusiones para sumarnos y dejar la pasividad y comprometernos en la construcción de un México en donde reine la justicia y la paz”. Si bien en Gómez Palacio no hay una violencia tan tajante no es ajeno a la pobreza y a la pérdida del estado de derecho “por lo que estoy convencido que no debemos esperar más es tiempo de despertar y vivir el consejo evangélico en nuestra diócesis en comunión con la iglesia de México y la iglesia universal”.
Terminó citando la carta a los filipenses “pero lo que entonces consideraba una ganancia ahora lo considero pérdida por amor a Cristo y que nuestra oración sea en estos términos señor haz que nuestra adhesión a ti como la de Pablo como la de los apóstoles, con la de tantos santos y tantos fieles en la iglesia”.
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