Se ha inaugurado un nuevo año académico en el Seminario Menor de nuestra diócesis con una celebración eucarística presidida por el padre Refugio Ochoa, rector del seminario, y concelebrada por el padre Raúl Escareño, vicerrector.
NotiDiócesis.- Tras unas semanas de descanso, los jóvenes seminaristas menores vuelven a su hogar formativo, dos para comenzar su segundo año y ocho nuevos seminaristas que se unirán al primer año para el ciclo 2024-2025. Durante este ciclo, contarán con la guía de los padres Refugio Ochoa como rector, Raúl Escareño como vicerrector, Roberto Tabares como director espiritual, y los padres Juan Fernando Arellano y Misael Aguirre a cargo del acompañamiento psicológico de los seminaristas.
En la misa que marcó el comienzo del nuevo año escolar, el padre Cuco exhortó a los seminaristas a ser verdaderos profetas, como Jeremías, que escuchó a Dios. Explicó que "en la Iglesia hay dos tipos de personas: aquellas que aman a Dios pero no lo llevan en su corazón y aquellas que sí lo llevan; quienes no lo tienen en su corazón pueden convertirse en falsos profetas".
Les instó a que durante su tiempo en el seminario rogaran por ser verdaderos profetas, "que Dios nos ayude a escucharlo y a confiar siempre en Él, ya que es Él quien marca el camino; lo que nos convertirá en verdaderos y buenos profetas será nuestro encuentro con Dios". También pidió a las familias que busquen a Dios en la oración "siempre con Dios, nunca sin Él, ya que la vocación de un hijo se nutre y cultiva en las manos de Dios". Les solicitó que en sus oraciones pidieran por sus hijos para que sean verdaderos profetas, "no de aquellos que saben mucho, sino de aquellos que llevan a Dios en su corazón, porque necesitamos pastores que lleven a Dios en su corazón".
Además, mencionó que cuando Jesús realizó el milagro, lo hizo delante de sus discípulos diciéndoles "dénles", y ese 'dénles' significa que ellos, juntos en comunidad, deben aprender a actuar, a ser familia; “desde hoy comienzan una experiencia de familia, el seminario no solo nos da compañeros, nos da hermanos”. Ante esto les exhortó a trabajar en familia, nunca solos “y si alguien se va quedando por ahí, hay que llamarlo, siempre juntos, nunca solos, buscando a Dios por el mismo camino”.
Finalmente, pidió a las familias de los seminaristas que se encomienden a María y pongan en sus manos la vocación de sus hijos y a los jóvenes hacerse amigos de la Virgen María.
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